¿Que se esconde detrás de esa mujer? C4

Capitulo 4

Elena se levantó más temprano de lo habitual. No quería llegar tarde el primer día de trabajo, y menos teniendo en cuenta con quien trabajaba. Se había mostrado muy amable el día que habían hablado con ella y ya no le parecía una mujer misteriosa a la que había seguido, pero aun así esperaba que sucediese algo. No estaba de acuerdo con las ideas de Mario y seguro que ahora lograría demostrárselo.
Salió de su casa con un calor sofocante propio de los veranos de Madrid y cogió el tren.
Llegó al banco demasiado pronto y se decidió ir al bar de la esquina a tomarse un segundo café. El bar era pequeño pero acogedor. Se sentó en una mesa del fondo, al lado de una ventana, de forma que podía ver a la gente que entraba en el bar sin ser vista y al mismo tiempo mirar hacia la calle. Le encantaba observar a la gente sin que la vieran.
Se oyó la puerta de la entrada y entró Virginia con otro hombre que no conocía Elena. Era corpulento y no parecía nada simpático. Se dirigieron a la barra y allí pidieron sendos cafés. Virginia estaba seria mientras hablaba con él. Parecía que discutían pero a un tono tan bajo que no les podría oír ni siquiera el dueño del bar. En un momento dado Virginia elevó el tono de voz. Su voz era dura y denotaba tensión.
— Me tengo que ir a trabajar. Ya hablaremos, pero no vuelvas a aparecer por aquí. Sé perfectamente lo que tengo que hacer.
“La mañana empieza la mar de interesante “— pensó Elena para sí.
El hombre se levantó y también se fue. Elena esperó un par de minutos y salió a la calle. Virginia ya había abierto el banco así que se dirigió hacia él. Cuando llegó, ya estaban allí Mario y un chaval alto y moreno.
— Bien chavales, empezáis vuestro primer día. Acordaros de introducir vuestros códigos cuando comencéis en una de las cajas y procurad que vuestra caja termine cuadrada al final del día — aconsejó Virginia. Luego señaló al chaval moreno — Éste es Roberto y va a sustituir a Gonzalo porque ha sufrido un accidente. Tiene experiencia en otras entidades así que os podrá ayudar si tenéis alguna duda. Bien son las ocho y media, hora de abrir, todos a sus puestos.
Virginia volvía a ser la mujer simpática y dicharachera que habían conocido el primer día.

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