Al día siguiente Elena fue a la comisaria con Mario. El día anterior no había podido hablar con Roberto para que le explicara la historia completa, pero Roberto había encargado a un compañero que les diera la dirección de la comisaria para que le visitaran. Cuando llegaron ya les estaba esperando.
— Hola chicos, me alegro de que hayáis venido — Dijo Roberto dándoles la mano — Tomar asiento. Os merecéis que os cuente toda la historia. Sobre todo tú Elena porque he de reconocer que te utilicé de tapadera y te has arriesgado demasiado. Pero era nuestra única solución.
Elena y Mario se revolvieron en sus asientos nerviosos. Y Roberto comenzó la historia.
— Hace un mes una banda secuestró al marido de Virginia. Se pusieron en contacto con ella y le dijeron que sólo querían un canje, ella les decía cuando venía un fuerte cargamento de dinero a la entidad bancaria y ellos soltaban a su marido. Virginia se quedó helada. Ellos muy gentilmente le dijeron que no sería la primera ni la última vez que un banco sufriera un atraco y que a ella quedaría libre de toda sospecha. Sólo tenía que darles el chivatazo y recuperar a su marido. Virginia les dijo que de acuerdo, pero a continuación habló con un amigo suyo que es policía.
Llevamos cerca de un año investigando robos de estas características en sucursales bancarias. Pero en los anteriores robos los empleados del banco declaraban su culpabilidad unas semanas después el robo y ya no podíamos hacer nada. Virginia nos hizo una descripción de la persona que se había reunido con ella y nos dejó intervenir su teléfono. Con eso conseguimos averiguar quien era uno de los componentes de la banda y por medio de un policia que trabaja siempre de incognito pude infiltrarme en la banda.
Los secuestradores se mantuvieron en contacto con Virginia y ella le iba dando chivatazos de todas las veces que iba el blindado, pero a ellos nunca les parecía suficiente grande la cantidad de dinero. Virginia ya estaba con los nervios destrozados, cuando llegó una empresa nueva que quiso hacer los pagos de sus empleados mediante su entidad bancaria. La cantidad era realmente enorme. No nos quedó duda de que esta vez sí estarían interesados. Y así fue. Se preparó el plan para dar el golpe.
— Bien ¿Y por qué entraste a trabajar tú en el banco? — Preguntó Elena.
¿Que se esconde detrás de esa mujer? by
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